Una serie de extrañísimos asesinatos están ocurriendo en Taiwan, lo que lleva a las autoridades locales a solicitar reluctantemente ayuda al FBI estadounidense (encarnado aquí por el siempre correcto David Morse). A medida que la investigación se desarrolla, las cosas se vuelven más y más raras y ese elusivo asesino en serie quizá sea de orden sobrenatural. A un arranque brioso y un buen (que no dechado de ritmo) desarrollo- que alcanza su clímax en una detención masiva en un templo taoísta- se contrapone que en su recta final es todo medio un desastre incomprensible y demasiado fumado. Con todo y eso en contra, queda en un apenas 3. Por Fito.
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