Gregory House es un médico especializado en diagnóstico, casi se puede decir que de lo mejor en su especialidad. A él, y a su equipo, le caen los más extraños casos, que ningún otro médico pudo diagnosticar antes. Sin embargo, esta genialidad intelectual, se ve matizada por una fuerte tendencia antisocial, o problemas de empatía, si se puede decir. Algo que todos habremos visto en más de un médico, pero elevado a la enésima potencia, quizás en la misma medida en que su capacidad como diagnosticador está muy por encima de la media de los médicos.Cada capítulo presenta un caso, junto con una línea argumental que se mantiene a lo largo de la serie, basada en la vida de cada uno de los personajes, que incluyen: 4 médicos de su equipo, 2 miembros de su anterior plantel (que aún pululan por el hospital), un amigo y la jefa del hospital. Digamos que en esta temporada se va a resolver uno delos conflictos que, probablemente a causa de la huegla de guionistas, había dejado pendiente la temporada anterior. En este sentido, el episodio 4 es uno de los fuertes de toda la temporada y nadie que siga esta serie se lo debería perder. Los casos clínicos empiezan a dejar de importar y la serie se empieza a tornar repetitiva en este sentido, igual creo que hay que dar crédito a los guionistas, que imaginan desde hace 5 años unos 24 casos de difícil diagnosis por año, junto con los vericuetos correspondientes que llevan a House y a su equipo a varios diagnósticos hasta encontrar el bueno. Las historias personalesse quedan por la mitad, salvo quizás, la del propio House y la de Kutner. Pero los demás secundarios tienen historias, que componen ese hilo narrador, que están debilitándose en su capacidad de enganchar al espectador. No se pierdan tampoco el episodio 22, brillante comedialmente. En conclusión, a mi House siempre me pareció una serie por fuera de lo ordinario, después de esta temporada creo que los guionistas deberían ir pensando en cerrar en la sexta. Todavía le dapara un 3. Por Gastón.
Puntajes:
Christian:
Fito:
Gastón: 3
Martín:
Rodrigo:
No cabe duda de que la serie está bien hecha. Es cierto que los guionistas se deben haber estado exprimiendo los sesos durante estos últimos cinco años con respecto a enfermedades de dificil detección y también la vida personal del doctor en cuestión. Como siempre, para disfrutarla hay que hacer concesiones. Un médico tan borderline como ése en un medio tan afecto a las demandas judiciales como lo es el americano, no habría durado ni dos meses en el cargo. Fuera de eso, sí es verdad que el argumento se torna un tanto repetitivo. Pero ¿qué más se puede inventar en una serie de hospital?
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