Tremendo drama, complejo y con un reparto que ofrece actuaciones a gran altura. Todo comienza cuando Dwight Arno (Mark Ruffalo) y su hijo Lucas regresan de un partido de baseball. Dwight es un padre divorciado que ya está llegando tarde a la casa de su ex esposa. Por otro lado tenemos a los Learner, Ethan y Grace (Joaquin Phoenix y Jennifer Connelly) que luego del recital de cello de su hijo menor, Josh, se detienen en una estación de servicio. Josh se acerca a la ruta para soltar unos bichitos de luz. Todo pasa muy rápido. La camioneta de Dwigth golpea a Josh en la curva. El niño muere en el acto. Dwight huye. A partir de este durísimo comienzo, uno como espectador sabe que lo que tiene por delante es un trance para nada grato: todos los implicados acaban de perderlo todo. La trama encuentra la manera de empeorar las cosas, de modo que además de asistir a la pesadilla del remordimiento que atormenta a Dwight y a la desesperada búsqueda de justicia y alivio de Ethan (que lo hace bordear la demencia), también asistimos a un aumento de la tensión que por momentos se vuelve insoportable. Tanto Ruffalo como Phoenix están por completo inmersos en sus roles y transmiten una vibración de angustia de alta intensidad en este gran trabajo. 4. Por Leo.
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Federico:
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Leo: 4
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