The Gunfighter de Henry King (1950)


La sociedad entre Gregory Peck y el realizador Henry King (que dirigía desde antes del sonoro y tenía su trayectoria) dio lugar a unas cuantas películas. Bíblicas ("David y Betsabé"), bélicas ("Twelve O'Clock High") y un par de western de los cuales éste es el mejor. Lo más curioso de "El pistolero" es que su protagonista pasa tres cuartas partes de la película sentado a la mesa de un bar. Todo lo que ocurre, o amenaza ocurrir, se debe a la neurosis colectiva que despierta esa presencia. En el primer minuto del film, Jimmie Ringo (Peck) llega a un pueblo, desmonta y va a un bar. Acodado a la mesa puede escuchar el murmullo. No busca problemas, está de paso, quiere tomar un whisky e irse. Claro, su fama lo precede: Ringo es el pistolero más rápido del oeste, con pasado de forajido y buscado en varios estados. Aún así, no está dispuesto a disparar una sola bala. Al reconocerlo, un triste matoncito quiere darse dique y ser el primero que se la de a Jimmie Ringo. Mala idea. El pistolero busca escapar de su pasado pero sus dedos siguen rápidos. Ringo sigue viaje rumbo a Cayenne, pero los tres hermanos del matoncito lo siguen. Podría ser perfectamente el prólogo de la película y uno seguramente espere un western lleno de acción y cuerpos volando sobre los techos del saloon. King y Peck logran uno magistral, lleno de tensión y donde el personaje no disparará una sola bala más. A su llegada a Cayenne, Jimmie repite el procedimiento. Al pedir un whisky se topa con un cantinero que supo cabalgar con él (en los western "cabalgar" suele ser sinónimo de haber afanado unos cuantos trenes y no pocos bancos...el clisé descalificador del western como " películas de vaqueros contra indios" aplica a una ínfima minoría dentro del género). El cantinero (el gran Karl Malden, de pie, que se peló la semana pasada con 97 ñoquis) le avisa al alguacil que Jimmie Ringo está en el pueblo. Mientras Jimmie se sienta a tomar su café y comer su bife, el rumor empieza a recorrer el pueblo. Los hombres del lugar comienzan a especular con cuanta gente vino a matar. Uno, símil de aquel que la quedó en la cantina del primer pueblo, dice que Ringo "está viejo y que seguro ya no es tan rápido". Los niños escapan de la escuela y se turnan para ver por la ventana del bar. Y la bola sigue corriendo: que mató a 50, que el legendario Wyatt Earp le tenía miedo, que es un asesino despiadado. Un lugareño, más veterano, está convencido que Ringo mató a su hijo, aunque no tiene mayores argumentos. Que lo hubiese matado el más rápido le habría dado algo de redención heroica, suponemos. Entonces decide ponerse de francotirador, apuntando a la puerta del bar con un rifle desde un balcón. Mientras la paranoia sigue alborotando al pueblo y todos imaginan una sangría de un momento a otro, Jimmie Ringo sigue sentado a la mesa y no tiene en las manos más que una pequeña navaja con la que talla una madera.

En realidad, la visita si tiene un motivo. En Cayenne está la mujer que Jimmie aún ama y a la que no vio durante ocho años. Tampoco conoce al hijo que ambos tuvieron, uno de los tantos críos que se agolpan al bar tratando de ver al famoso pistolero. Jimmie solo quiere ver a su mujer y a su hijo y largarse: sabe que lo vienen a buscar y sabe que siempre va a aparecer uno que quiera ser el héore de la jornada. En la mejor escena de la película, Ringo divisa al francotirador y logra llegar hasta él para luego encerrarlo en la oficina del sheriff. En ese momento llega una comitiva de damas del lugar que pregunta por la máxima autoridad y se encuentra con Ringo sin saber de quien se trata. Éste se hace pasar por un paseante consternado por la presencia del pistolero y escucha todo tipo de historias y represalias ideadas por ese grupo de honorables señoras. "Hay que colgarlo y quemarlo vivo"- dice una. "Seguro vino a matar a más, es un asesino sangriento"-complementa otra ante la incredulidad de Ringo quien trata de convencerlas de lo contrario. Cuando el pueblo está a punto de estallar por la bola que se genera en torno a la presencia de Ringo, él decide irse tras ver a su mujer y conocer a su hijo.
Pero el pueblo debe justificar toda esa psicosis colectiva y no lo van a dejar ir tan fácil. No puedo dar más detalles, sería revelar la resolución y ahí está la película (tomen el "ahí" como sinónimo del lugar que prefieran para ir por ella) para que comprueben como, en definitiva, lo que la masa quería en el fondo era que se desatase la sangría y sentir esa sensación confortable que brinda pertenecer a la mayoría paranoica. O sea, un 5 redondo. O de la forma que tenga. Por Christian.

Puntajes:

Christian: 5

Fito: 5

Gastón:

Martín:

Rodrigo:

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